Ni el tiro del final

La tarde se presentaba fría y nublada. El viento, intratable, anticipando lo difícil que se haría el partido.
Y Bariloche lo complicó aún más. Salió dispuesto a pelear en lugar de jugar, y la Primera de Centauro, entró en ese juego brusco, olvidándose de manejar la pelota.
El partido se hizo muy trabado y los pelotazos parecían estar de moda. Pero Centauro era un poquito más que su rival.
En una jugada por la derecha, Gonzalo Pérez gambeteó a 2 rivales y llegó hasta el fondo. En lugar de ejecutar el centro, enganchó y la tiro atrás, pero tanto Seba Michlig como el Chino se pasaron, no pudiendo definir.
En la réplica, un delantero de Bariloche vio adelantado a Abarnos y, pasando la mitad de cancha, remató. La pelota bajó repentinamente, ayudada por el viento, y dio en el travesaño.
En la más clara de la primera etapa, Nico Flores entrando por la izquierda alcanzó a disparar, pero el Uno local llegó a tocar el rebelde balón con la punta de los dedos. Este cruzó todo el arco, saliendo por el lado opuesto sin que nadie pueda empujarlo.
El Primer tiempo terminaba sin que ambos equipos pudieran sacarse ventajas.
En el Segundo, Centauro se reordenó y comenzó a manejar más la pelota. Pero Bariloche no lo dejaba crear, recurriendo a infracciones para hacer entrecortado el juego.
Igual los azules se las ingeniaban para llegar.
Michlig se la perdió en dos oportunidades. Primero con un disparo de derecha que se estrelló en el palo horizontal. Luego con un cabezazo que se fue rozando el palo derecho.
Pico tuvo su oportunidad con un cabezazo que fue bien controlado por el arquero de Bariloche.
Flores se la perdió en una subida por la derecha, en donde remató desviado, cuando venía entrando por el otro lado, Ramoncito, el recientemente ingresado.
Bariloche ya no tenia resto físico para nada más. Pero en un contraataque el numero 4 quedó mano a mano con Abarnos, y el jugador local la mando por arriba, apurado por la marca de Pfahl.
A Centauro le quedaba una todavía. Un tiro libre en la puerta del área.
Flores acarició la redonda, pero nuevamente aparecieron el guardameta barilochense, quien alcanzó a tocarla, y el travesaño, que terminó de despejarla.
Quedó corto el único minuto de adición que dio el árbitro, y el partido finalizó
Centauro quiso pero no pudo. La pelota no entró y la suerte no acompañó. Pero esta es recién la tercera fecha y generando tantas llegadas, van a ser más los partidos que se ganen que los que se pierdan.

Mauro Gabriel Arévalo